Fragmento del Sastrecillo Valiente.
«¡De lo que soy capaz!», se dijo, admirado de su propia audacia.
«La ciudad entera tendrá que enterarse de esto» y,
de prisa y corriendo, el sastrecito se cortó un cinturón a su medida,
lo cosió y luego le bordó en grandes letras el siguiente letrero:
SIETE DE UN GOLPE.

-Toc, toc, toc, toc.
El repiqueteo insistente en la ventanilla del coche la sacaron de su ensimismamiento, abrió y cogió las tijeras que le ofrecía aquel hombre. Ambos respiraron aliviados, la situación estaba totalmente descontrolada.
Aquellas dulces caricias en la parte interna del muslo, habían desatado la bestia y la hinchazón de la parte genital ahora provocaba que todo el traje de luces se comportase como vaso comunicante, segunda piel que ahora estirase de su cuello provocando la imposibilidad de respirar, quizás la coquetería de embutirse en un traje 2 tallas inferiores y la falta de presupuesto para efectuar los arreglos correspondientes al peso adquirido con el paso de la edad.
Ella agradeció sus conocimientos de corte y confección, apoyo la cabeza en la ingle y con el dedo siguió la costura maestra del hilo de oro que aguantaba toda la presión.
-¡¡ Aghhhh, paraaaa no puedo maaaaas!!
Con un hilillo de voz respondió el torero a esta nueva provocación a sus terminaciones nerviosas.
-¡Por fin! ¡Ya lo tengo!.
Con un corte profesional liberó el hilo dorado de su nudo final y las costuras fueron abriéndose, dejando paso a que la tela se abriese en dos, empujada por un muelle venoso que se aplastó contra su mejilla girándole la cara, primero lo observó con lujuria unos segundos, luego lo atrapó con dulzura entre las dos manos restregándoselo ella misma por su rostro.
A lo lejos en la cafetería que daba al parquing se oyó una explosión de júbilo, los mirones que se habían agolpado trás las mesas, sacaba fotos con el móvil y se felicitaban entre ellos.
Pero ella estaba ajena al exterior, su mundo estaba ahí ahora, su vista no podía enfocar más que aquella polla inmensamente grande y venosa, la acarició lateralmente con la lengua y se la introdujo en la boca lentamente, el torero sintió un escalofrío que le recorría toda la espalda.
El estaba apoyado contra el respaldo del asiento, ella empezó a escalarle entre los hilos de oro, lentejuelas plateadas, figuras doradas y sedas granates y azuladas, estaba semidesnuda, su sujetador flotaba entre la blusa totalmente desabotonada, su pantalón ajustado a la mitad de su muslo y su tanga ladeado enseñando su precioso sexo, estaba totalmente inundada, no entendía que una situación tan rocambolesca la excitase tanto. Apoyada en sus suaves antebrazos y la parte interna de sus rodillas fue subiendo por su cuerpo hasta llegar a su cuello, empezó a morderlo, agarró su pelo moreno con fuerza para empujarse hacia arriba y sintió unos grandes aprisionando su culo y ayudándola en su escalada.
Se dejó caer suavemente buscando que la verga ahora paralela a su cuerpo, encontrase su cueva caliente y aquél mástil quedó atascado en su puerta como ariete inmovil, un movimiento de caderas aplastó su cabeza contra el techo del coche, no sintió dolor pero si un gran placer cuando por fin sintió como su coño se abría y pudo sentir una serpiente venosa abriéndose paso en su interior, hinchándose en cada movimiento, retorciendose y acariciando todo su interior como si fuera parte de el, a pesar del fuego, sintió como una cascada.
Ahora los movimientos eran mucho más acelerados y el sudor perlaba su rostro, ya no había sonrisas solo deseo en cada embate se sentía más y más penetrada intentaba articular alguna palabra pero solo le salían gritos de las entrañas. De repente oyó un grito desgarrador y notó una especie de explosión de lava ardiente en su interior, como un contagio maravilloso gritó ella con fuerza y le abandonaron todas las fuerzas quedando en una especie de éxtasis.
Entonces, solo entonces pudo oír el griterío de la gente en la cafetería de la gasolinera, los hombres besaban a sus mujeres extasiados, algunas mujeres aplaudían con fuerza, clics y destellos cámaras digitales, algunos padres tapaban con sus manos los ojos de sus hijos.........
Es la continuación ...
ResponderEliminarMmmmmm... delicioso, un relato cargadito de pasión , sabía que tendría que ser asi, avasallador... No se podía esperar menos de ti ...
Un beso desde la cuna del pecado
genial... beso
ResponderEliminarAmie, menos mal que parece que alguna historia sale 'bien'.
ResponderEliminarAunque creo que esta aún no se ha acabado .....
Un beso en tu cuna dp.
Ró parca en palabras pero directa al grano .... beso.
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