domingo, 24 de enero de 2010

La Nueva

Una febril agitación se adueñaba de aquel pequeño aeropuerto, una mujer de aspecto desaliñado iba narrando los hechos y los agentes de policía los iban ordenando para que tuvieran un cierto sentido, la falta de gafas de la testigo impedían corroborar en el informe escrito, la secuencia de lo acontecido y las prisas por realizar un atestado que tuviera una cierta coherencia para evitar otro de los muchos conflictos internacionales.

Era su primer día como guardia de seguridad, estaba muy nerviosa, sus superiores para evitar explicarle todo el protocolo le habían dicho literalmente:

-Sobretodo, vd. haga exactamente lo mismo que su compañera María, que es una excelente profesional, nada de obrar por su cuenta.

Aquel hombre extranjero con una indumentaria impecable de aspecto educado, diplomático de profesión, quedó extrañado del curioso recibimiento aduanero, le habían dicho que España era un país exótico, era pero aquella policía, parecía muy celosa de su trabajo, se negó a admitir su inmunidad diplomática.

Le hizo pasar a la sala de registros personales, allí otra mujer estaba registrando a uno en una salita contigua, al cabo de unos minutos palpando minuciosamente su pantalón, empezó a morderle el cuello, luego se colocó por detrás y le fué desabrochándo la camisa lentamente, le bajó los pantalones y se puso de rodillas delante de él, le sacó el pene, bajó su pellejo profesionalmente y en lugar de dar por finalizada la inspección empezó a chuparle la verga.

Aquella erección inoportuna quizás le estaba delatando, dado que los sistemas de de seguridad eran tan cambiantes, pensó que quizás ahora los narcotraficantes trasladaran la cocaína mezclada con el semen, aguantó con todas sus fuerzas no fuera que a lo mejor se descubriera que había estado consumiendo en el avión y le confundiesen con un camello, pero la habilidad de aquella funcionaria, la ausencia de relaciones en un mes y sus ganas por no eyacular allí en aquel momento, hicieron que la leche saliese descontrolada con inusitada fuerza, impactando sobre el rostro de la agente, dejándola totalmente cubierta del blanco elemento....

Los acontecimientos se aceleraron, la novata policía salió corriendo y gritando con todas sus fuerzas, no le había dado tiempo a cerrar los ojos y la leche a presión le había impactado en el ojo, le escocía y pensaba que se había quedado ciega. El rimmel bajando junto con aquel espeso mejunje y los aullidos de dolor alertaron a las fuerzas de seguridad.

El hombre que estaba aún con la polla gotenate al aire, fue apresado con rudeza entre varios atónitos policías, llevar el explosivo líquido en el pene y arrojarlo en la cara de una compañera les pareció de lo más perverso, desde luego ellos le iban a 'enseñar' modales.


A María le habían dicho que tutelara a la 'nueva'. No esperaba la visita de su novio y quizás debiera haber sido más 'prudente' a pesar de las ganas de verlo y desnudarlo, haciéndole una mamada de las buenas en la sala de cacheos, ante la mirada atónita de la 'nueva'.
Quizás debiera haber estado más 'atenta'.

5 comentarios:

  1. jajaja tiene miga este relato. escrito con profesionalidad policiaca.
    Un abrazo.

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  2. Jajaja.
    Con las nuevas hay que tener cuidado!!

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  3. Que bueno...que profesional la tía jajajaja
    Besito

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  5. Me pregunto si tambien habrán tomado nuevo personal masculino...


    Uyyy!
    de pronto me muero de ganas de conocer España!!

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